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"INTENSIFICANDO LA RELACIÓN"


    Los primeros hermanos de la iglesia naciente tenían intensidad de relación. La visión del reino de Dios es como una llama que tiene que ser alimentada y para que no se apague será necesaria una mayor intensidad en nuestras relaciones. No se trata de juntarnos por juntarnos; la obra del Señor, el ajuste de nuestra tarea y el funcionamiento real de las coyunturas deberá ser el tema central y prioritario en nuestros encuentros dejando de lado las fábulas profanas y de viejas, los comentarios de los últimos bienes que compramos, de mi perrito, etc. Por el contrario, si nuestra relación es aislada y esporádica no nos extrañemos que los hermanos se “enganchen” con otras corrientes que arremeten con fuerza en medio de la iglesia.

La clave del mejoramiento, desarrollo, unidad de visión y criterios solamente será posible cuando haya intensidad de relación saturada del amor fraterno y un vivo deseo de estar juntos.

 

Significado de “Intensidad”

 

Así lo describe el diccionario: Vehemencia, apasionamiento. Grado de fuerza con que se manifiesta un fenómeno, un agente natural, una magnitud física, una cualidad, una expresiónQue se manifiesta o se realiza con mucha fuerza o energía: luz intensa; frío intenso. Se aplica al sentimiento que es muy fuerte o vivo.

 

Necesito tener una relación firme, definida y comprometida con un hermano determinado, no puedo encontrarme con todos. ¿Quién es tu discipulador? ¿Sabes el nombre y apellido? ¿Dónde vive? 
Sobre el particular J.H. nos dice: “La tercera cosa que hizo Jesús al iniciar su ministerio fue construir relaciones firmes con 12 discípulos. Para ello asumió la responsabilidad de estar juntos, formarlos y enseñarles con su ejemplo y su palabra, y ellos hicieron el compromiso de sujetarse  al Señor y ser sus discípulos. La obra de Dios se hace en base a relaciones firmes.." Sólo  en base al Espíritu de Cristo en nosotros es posible construir relaciones estables para llegar a la verdadera unidad del cuerpo”

 

Cuidado con “frizar” la relación.

 

Hay relaciones que fueron llevadas al “freezer” o a la nevera. Puede ser que la haya congelado el discipulador o bien el discípulo. Si esto ocurre se atrasa la marcha de la obra, el sano crecimiento de los hermanos llevándonos a pensar de manera diferente. Algunos se encuentran en cada “recambio de Papa”, otros practican el “discipulado patriótico”, son aquellos que se juntan exclusivamente en las fechas patrias (25 de mayo, 9 de Julio, etc).

 

Las relaciones de los discípulos no son sesiones de psicoanálisis.

 

Si cada vez que nos encontramos hablamos solamente de los problemas no prosperará la relación. Hacer sanidad interior en forma permanente es “morboso” y contraproducente. Por supuesto, tomemos un momento si el hermano trae una carga o un pesar, oremos por ello y sigamos adelante, luego abramos las sagradas escrituras enseñando la didaskalía, vayamos a visitar algún contacto o prediquemos el evangelio a las personas. La salida producirá la sanidad ya que nos encontraremos con personas con conflictos más graves, uno de ellos es el inminente riesgo de perdición eternal.

 

Jesús tuvo intensidad de relación con sus discípulos.

 

Los llamó para que estuvieran con él. Pasó mucho tiempo con ellos, comieron juntos, predicaron, enseñaron, oraron, descansaron y Dios hizo maravillas en su medio. Se conocían bien y los discípulos tomaron de Jesús. Aún cuando Pedro quiso negarlo su forma de hablar lo delataba que había estado con Jesús. El nos dejó ejemplo para que sigamos sus pisadas.

 

Intensifiquemos las relaciones entre nosotros.

 

Esto demandará conceder mayor espacio a la comunión con propósito, a los encuentros para orar y planificar el desenvolvimiento de la obra de Cristo, también para auxiliarnos en nuestras dificultades. Sobre todo pasemos tiempo juntos en las calles, en las plazas, ser más “obreros de asfalto” que “creyentes pasivos” y de esta manera se abrirá la posibilidad de contarle a la gente lo que Jesús hizo en nuestras vidas.

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